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Crónica: Viaje al alto de San Miguel

 

El viaje empezó temprano en la mañana, salimos de la universidad de Antioquia, sede Medellín, hacia el municipio de caldas, al llegar lo primero que se ve son algunas casas humildes al lado de la angosta carretera, aun así, se aprecia vegetación en abundancia.

Bajamos del bus y entramos a una pequeña casa comunal, conocemos a los amables y experimentados guías, nos explican el recorrido que realizaremos y la importancia de la reserva, esta alberga muchísimos animales, y ayuda a limpiar el aire. Algunos animales son endémicos, o sea solo se encuentran por estos lados del mundo como el cacique candela, cada vez encuentran más especies diferentes como el águila crestada y algunas son descubiertas como el bosidio.

Después de un breve descanso para comer y guardar nuestras maletas, hacemos un calentamiento e iniciamos el camino.

 

Desde la llegada se ve una gran cantidad de turistas ya dentro de la parte baja y llegando. Fuimos un domingo, el día que más visitas hay, sin embargo, no era época vacacional o feriado, cuando la reserva recibe a más personas.

 

Se observa la basura que van dejando en el camino y acumulada bajo árboles y arbustos, se oye el ruido de la música a alto volumen, estaban nadando en una zona prohibida y algunos con carpas de campamento.

Nos deteneos brevemente para observar la montaña de enfrente, nos saluda un grupo de caciques candela. La montaña es propiedad de cipreses de Colombia, una empresa papelera, está totalmente llena de pino aguja, usado para hacer papeles ya que este árbol en clima tropical crece muy rápido.

 

Continuamos por el camino atentos a la explicación de los guías sobre las plantas circundantes, nos dicen cuáles son comestibles y algunos nos animamos a probarlas. Paramos en otro lugar, bajo unos grandes árboles, donde nos explican algunas generalidades sobre las hojas y sus formas, reflexionamos sobre la cantidad de especies que hay en un solo lugar y sentimos el microclima.

 

Mas adelante debajo de unas hojas observamos unos pequeñísimos bosidios, insectos descubiertos en la reserva. Mientras más subimos menos gente se observa y por lo tanto menos basura.

Llegamos a la parte media, esta parte le pertenece a un terrateniente, hubo intención de comprarla por parte de organismos estatales, sin embargo, subió los precios de manera exorbitante y no hubo trato. El terreno se usa para ganadería, hay unas pocas vacas para un terreno muy grande y pelado. En esta parte hay dos casas, son de los trabajadores de las tierras y sus familias.

 

Nos sentamos bajo un árbol cerca de la primera casa, mientras hablábamos y descansábamos, los guías nos hacen caer en cuenta de la cercanía del rio, en la parte baja hay un barranco del rio al camino, como si el rio estuviera abajo, esto se debe a la extracción de material de playa llevada a cabo por la comunidad de las veredas circundantes en la parte de abajo. En cambio, de allí hacia arriba, el rio estaba al mismo nivel del camino. Antes de continuar la marcha, vimos a un señor, que vive en la casa bañándose en el rio usando jabón, probablemente no tiene servicios en la casa.

 

Al llegar a la parte alta de nuevo se ve mucha vegetación y gente, sin embargo, no se ve tanta basura, puesto que casi todos ahí, suben, descansan y regresan, no lo hacen para pasar allí la tarde o acampar. Pasamos por un puente sobre el nacimiento del rio, donde se unen tres quebradas. Una de ellas más arriba se ve seca, pero es porque el agua va bajo tierra.

 

Llegamos al portón del refugio, un guardabosques nos abre, seguimos por un camino decorado con flores y carteles en los que se veían las especies de aves del lugar.

 

Llegamos a una casa, el guardabosques nos explicó el funcionamiento sostenible de esta; tiene un panel solar, el agua llega directo de las quebradas sin tratar y es bebible, hacen pacas biodigestoras con los residuos orgánicos, procesan los desechos humanos con lombrices y reciclan y reutilizan los residuos sólidos.

 

 

 Quedamos muy impresionados, es una casa funcional y apenas hace un pequeño impacto en el ambiente. Había un grupo de estudiantes habitándola, mientras realizaban una investigación. Allá almorzamos, hicimos una actividad de lo aprendido y con un poco de lluvia nos regresamos.

 

Mientras volvíamos, en la parte alta y media se veían menos personas, vimos algunas motocicletas y una de ellas siendo lavada en el rio, al llegar a la parte de abajo ya cerca la vereda había muchísima más gente, se dificultaba caminar por la cantidad de personas, carros y motos, estaba muy caótico. De nuevo en la casa comunal, nos pudimos cambiar la ropa, esperamos el bus y regresamos a Medellín.

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